Pombo 18

                                                               

Bajo la arquitectura de Joaquín Torres (A-Cero)

 La llamativa planta del lugar, debido al gran arquitecto y amante de la buena comida, (en algún restaurante hemos coincidido), que tenemos en Madrid, unido a la presencia de un chef con experiencia como es Jorge Arriba decidimos visitar Pombo 18. 

                                                    vídeo propiedad de http://www.somosnextic.com El día elegido fue un domingo por la noche, pensando que sería bastante posible que el lugar estuviese tranquilo y así poder degustar sus platos más tranquilamente. Quizás no fue correcta la jornada decidida. Debido a la gran huella dejada por Joaquín y a la impresión que deja el lugar nada más pasar, hay algún detalle que no termina de cerrar el círculo.

En la toma de comandas, tanto del vino como de los platos, ya decididos por lo que iríamos a saborear, nos encontramos, después de haber ojeado la carta durante un buen rato, que ciertas opciones de viandas y el caldo elegido no estaban disponibles. A mi manera de ver es esencial que esto se comunique antes de dejar la elección del sustento al comensal. Comenzamos con un snack de chistorra, síntoma de que en este lugar prima la cocina de proximidad, aunque personalmente me hubiese gustado algo más elaborado y un poco menos basto.

En la mayoría de la carta , excepto en contados platos y los postres, tenemos opción a pedir medias raciones.  Como entrante para compartir probamos el pulpo gallega con patatas revolconas. Algunos pedazos de pulpo no estaban en el punto óptimo de cocción y a las patatas les faltó un poco de punch..

Después, como plato principal, decidimos probar un tartar de atún y un steak tartar. Creo que la voluntad de preparar estos platos en sala es muy agradable a la vista del comensal, pero como finalidad tiene que el cliente lo pruebe para decidir si está a su gusto o hay que corregirlo, paso que en este lugar no se realiza.

Y el postre fue una milhoja de membrillo con queso idiazabal correcta.

Tras la comida puedes degustar un gt premium sin hielo...¿sin hielo?, sí. En Pombo 18 disponen de una máquina que enfría la copa con nitrógeno líquido, un efecto muy visual a los ojos del comensal y que además agradece el sabor de la ginebra ya que no se agua en ningún momento.  También es perfecto para una tarde relajante después del trabajo, ya que disponen de afterwork. Respecto al servicio, correcto, aunque algún detalle como no cambiar la vajilla y la cubertería del paso del snack al entrante son detalles que pienso se han de cuidar.   La ausencia del chef en cocina, fue quizás lo que echamos en falta, y siendo un lugar tan agradable a la vista por el gran trabajo realizado por el estudio de arquitectura A-Cero, nos quedamos en boca con un sabor agridulce que seguro en próximas visitas solo se nos queda en dulce. Pombo 18